lunes, 22 de marzo de 2010

llamada a la Conversion, Compañeros de Cristo # 2

Llamados a la conversión
La Paz en Cristo, hermanos compañeros del Sagrado corazón de Cristo.
Vivimos en un mundo secularizado, y básicamente nos estamos dejando atrapar por él, pero no nos obliga, la decisión está en nosotros, lo difícil es contenerse de caer en las redes del mal, pues con tanto bombardeo de los medios de comunicación, (televisión, radio, periódicos, rótulos, etc.) incitándonos al deseo de cosas pasajeras que corrompen nuestros corazones y lo único que hacen es llevarnos a la perdición. Pero es Cristo mismo quien nos llama a la conversión.
«Arrepentíos y convertíos de vuestros delitos y no caeréis en pecado. Quitaos de encima los delitos que habéis perpetrado y estrenad un corazón nuevo y un espíritu nuevo; y así no moriréis, Casa de Israel pues yo no me complazco en la muerte de nadie--oráculo del Señor­---¡arrepentíos y viviréis! » (Ez 18.30b-32)
La mayoría de veces que caemos en pecado buscamos excusarnos culpando a otros, y nos tranquilizamos diciendo que somos débiles que no podemos hacer nada, que las condiciones de vida nos llevan al pecado, y no lo dudo la desesperación, la soledad, el hambre, las derrotas, y muchas más, fácilmente pueden hacernos caer en la oscuridad de la cual es casi imposibles salir solos. Y es aquí donde comienza una doble vida, permanecemos sumidos en los vicios, manchando nuestro vestido blanco recibido en el bautismo, y ante los demás vestimos un traje de gala, el Señor no se cansa y de diversas formas y con diferentes personas nos invita a volver al camino.
«Vivid sometidos a Dios, resistid al diablo y huira de vosotros pecadores, lavaos las manos; y el se acercara a vosotros. Pecadores, gente que obráis con doblez. Humillaos en la presencia del Señor y el los ensalzara.» (St 4,7-8.10)
No importa que tan pecadores seamos, si nos decidimos cambiar, el señor tendrá misericordia de nosotros y nos lavara de nuestros delitos con el fuego de su Santo espíritu.
¿Pero si sabemos esto porque tardamos?, ¿porque somos tan simples?, ¡si ganáramos la lotería mayor y tuviéramos que cobrarla en otra ciudad muy lejana ariamos hasta lo imposible para poder llegar y obtenerla!
¿Porque si sabemos donde está la fuente de la vida no acudimos ella? (Jesús en los Sacramentos)
¡No pensemos en buscar a Dios después y hacer de lo nuestro ahora!, «De Dios nadie se burla, lo que cada uno siembre, eso cosechara. El que siembre en su carne, de la carne cosechara corrupción; el que siembra en el Espíritu, del Espíritu cosechara vida eterna.» (Ga 6 7b-8)
Toso lo bueno es difícil y para poder llegar a la meta hay que sufrir mucho competir con muchos, apartarnos de otras tantas, dejando atrás al hombre viejo y comenzando una nueva vida, todos queremos conseguir metas y todos por lo que luchamos es por vivir bien, lo malo es como lo buscamos, de que medios nos valemos para conseguirlos, apartémonos del pecado y aunque pensemos que quedaremos solos o en la ruina, no es cierto el Señor esta con sus brazos abiertos esperando nuestro regreso, como en la parábola del hijo prodigo (Lc 15 11-32)
«Los atletas que corren en un estadio corren todos, pero solo uno consigue el premio, corred como él, para conseguirlo. Todo atleta se impone moderación en todas sus cosas, ellos lo hacen para alcanzar una corona que se marchita; nosotros una que no se ha de marchitar jamás.» (1 Co 9, 24-25)
Les animo a buscar a Dios de todo corazón, a portarnos como ¡hombres verdaderos de Cristo ¡entre ustedes que su relación sea de hermanos conocedores de Dios, moderen su boca, sus acciones y oren para que sus pensamientos no los aparten de Dios, a ejemplo de Jesús no devolvamos mal por mal.
«Cristo padeció por nosotros, dejándonos un ejemplo para que sigamos sus huellas, el no cometió pecado, ni encontraron engaño en su boca; cuando insultaba no devolvía el insulto; en su pasión no profería amenazas; al contrario, se ponía en manos del que juzga justamente. Cargado con nuestros pecados subió al leño para que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Sus heridas nos han curado» (1 Pe 2, 21b-24)
No tenemos excusas ahora de no buscar a Dios, o de decir que no lo conocemos, que no se nos advirtió, «ahora no hay ignorantes porque todos hemos escuchado el Mensaje de Cristo » (Santa Teresa de Ávila) «sino buscamos al Señor ahora que podemos seremos atados de pies y manos y echados a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes» (Mt 22,1-14)
Manténgase en oración, en cada reunión reces la coronilla a la divina misericordia. En la cual se pide a Dios el perdón de nuestros pecados y los del mundo entero. No olviden pedir la intercesión de nuestra Madre la santísima Virgen María, Ustedes están en mis oraciones.
Maynor Ballesteros
Misioneros de Cristo

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